ADICCIÓN AL TABACO

ADICCIÓN AL TABACO

El tabaco, tanto por su principal principio activo (la nicotina) como por su forma de comercialización y consumo, es considerado una de las drogas con mayor capacidad de generar adicción, si se compara con el resto de sustancias psicoactivas.

 

La adicción al tabaco es un tipo de adicción muy habitual, durante décadas ha sido considerado un signo de masculinidad y común en reuniones sociales.

Con el paso de los años ha ido apareciendo más información acerca de los efectos adversos de su consumo, sin embargo los efectos adictivos de la nicotina eran ya conocidos por las compañías de tabaco en los años sesenta, aunque fueron negados hasta los años ochenta.

 

El paso principal para que esto fuese aceptado públicamente fue la demostración sin lugar a dudas que fumar provocaba adicción e importantes problemas de salud, lo que también provocó la reacción de la industria hacia productos más bajos en nicotina y alquitrán.

La definición de adicción implica entre otros: existencia de tolerancia (se debe ir aumentando la dosis para tener el mismo efecto); síndrome de abstinencia ante su ausencia y el consumo compulsivo de una droga, a pesar de conocer las consecuencias negativas que tiene en la salud.

 

El tabaquismo es una enfermedad con entidad propia, definida por la Organización Mundial de la Salud en 1988 como enfermedad crónica, de carácter adictivo y constituye, además, la primera causa evitable de muerte en España.

 

Ha sido fundamental haber logrado un mejor entendimiento de la adicción en general y de la nicotina como una droga adictiva para el desarrollo de medicamentos y tratamientos conductuales para la adicción al tabaco. Por ejemplo, el parche y la goma de mascar o chicle de nicotina, que ahora se encuentran fácilmente disponibles en las farmacias y supermercados del país, han mostrado ser herramientas eficaces para romper con el hábito de fumar cuando se combinan con la terapia conductual.

 

 

EL SÍNDROME DE ABSTINENCIA AL TABACO

 

La nicotina es una de las drogas más adictivas, esto se demuestra con las características del Síndrome de Abstinencia al Tabaco, no por su intensidad sino por su duración.

El hecho que generalmente dure unas tres semanas hace que muchos fumadores y fumadoras crean que esa irritabilidad y ansiedad va a permanecer para siempre con ellos al dejar de fumar. Los fumadores que presentan un patrón lento de reducción de sintomatología son más proclives a la recaída que los que reducen rápidamente los síntomas.

 

El tabaco genera tres formas de dependencia:

 

Física: Provocada directamente por la nicotina, responsable del síndrome de abstinencia.

 

Psicológica: El hábito de fumar se ha convertido en una compañía en diferentes situaciones, y parece imposible cambiar esta relación.

 

Social: Fumar sigue siendo un acto social, se hace en grupos, en reuniones con amigos, y entre los adolescentes tiene muchas veces un significado de rebeldía y de madurez.

 

Estudios recientes demuestran que, en el caso de los adolescentes más susceptibles, las ganas de fumar se registran dos días después de fumar su primer cigarrillo. La mitad de los adolescentes que prueba un cigarrillo se convertirá en adicto a la nicotina. Por esto es tan importante que los jóvenes no empiecen a fumar.

 

 

TRATAMIENTOS PARA LA ADICCIÓN AL TABACO

 

Hay investigaciones que han mostrado que los tratamientos para la adicción al tabaco sí funcionan. Aunque algunas personas pueden por sí mismas romper con el hábito, muchas personas necesitan ayuda para dejar de fumar.

Dejar de fumar puede tener beneficios inmediatos a la salud. Tras 24 horas de haber dejado de fumar, la presión arterial y la probabilidad de un ataque al corazón disminuyen. Los beneficios a largo plazo de dejar de fumar incluyen menor riesgo de un ataque al cerebro, cáncer pulmonar y otros tipos de cáncer y enfermedades coronarias.

 

Tratamientos de reemplazo de la nicotina:

 

Las terapias de reemplazo de la nicotina como la goma de mascar o chicle de nicotina y el parche transdérmico de nicotina, fueron los primeros tratamientos farmacológicos aprobados.

 

Estas terapias de reemplazo de la nicotina se usan para aliviar los síntomas del síndrome de abstinencia, debido a que producen alteraciones fisiológicas menos severas que los sistemas basados en tabaco y en general proporcionan al sujeto niveles de nicotina más bajos que los del tabaco. Un beneficio extra es que estas formas de nicotina tienen poco potencial para ser abusadas ya que no producen los efectos placenteros de los productos de tabaco. Tampoco contienen los carcinógenos y gases asociados con el humo del tabaco.

 

 Tratamientos conductuales:

 

Son un complemento esencial de las terapias de reemplazo de la nicotina mejorando su eficacia y los resultados a largo plazo.

 

Uno de los más destacados es el chicle Nicorette cuya venta es sin necesidad de receta médica. Mientras que el chicle de nicotina les proporciona a algunos fumadores el control que desean sobre la dosis y la habilidad para aliviar el deseo por el tabaco, otros no pueden tolerar el sabor ni el hecho de tener que estar masticándolo.

 

Posteriormente aparecieron los parches transdérmicos de nicotina, los cuales se venden sin prescripción desde 1996.

El spray nasal de nicotina salió al mercado en 1996 y el inhalador de nicotina en 1998, ambos requiriendo receta médica. Estos productos cubrieron las necesidades de muchos otros consumidores de tabaco. Todos los productos de reemplazo de nicotina, tanto el chicle, el parche, el spray y el inhalador, parecen ser igualmente eficaces.

 

Otro producto es el bupropión un fármaco antidepresivo, inhibidor de la recaptación neuronal de catecolaminas, que produce un aumento de la concentración de noradrenalina, dando lugar a una reducción de los síntomas de ansiedad e impaciencia, y un aumento de la concentración de dopamina, lo que activaría los sistemas de recompensa y reduciría la necesidad de nicotina.

El bupropión se absorbe en el tubo digestivo sin que la ingestión de alimentos interfiera en dicha absorción. Atraviesa la barrera hematoencefálica y placentaria e incluso aparece en la leche materna, motivo por el que no debe ser administrado durante la lactancia y tampoco en el embarazo. Bupropión se metaboliza en el hígado y el estado de equilibrio se alcanza a los 5 u 8 días.

 

Las principales reacciones adversas respecto a la frecuencia de aparición son el insomnio, sequedad de boca, cefaleas, náuseas y reacciones dermatológicas. Sin embargo, el efecto adverso más preocupante del bupropión son las convulsiones.

 

 

La vareniclina es otro producto relevante a la hora de dejar de fumar. Fue aprobada en mayo de 2006. La eficacia de vareniclina en la deshabituación tabáquica es el resultado de su actividad agonista parcial sobre el receptor nicotínico A4B2, donde su unión produce un efecto suficiente para aliviar los síntomas del síndrome de abstinencia de la nicotina (actividad agonista), a la vez que produce simultáneamente una reducción de los efectos gratificantes y de refuerzo de fumar, al impedir la unión de la nicotina con dichos receptores mencionados anteriormente.

 

La vareniclina se elimina casi en su totalidad a través de la orina sin metabolización hepática, esto hace que, en principio, no existan problemas de interacción con otros medicamentos. Los efectos adversos más frecuentes son: náuseas, cefalea, insomnio y sueños extraños. De todos ellos, el más frecuente es las náuseas, de intensidad leve y que no suele hacer que se abandone el tratamiento por este motivo.

 

Las contraindicaciones son las siguientes: Hipersensibilidad al principio activo. No se debe usar ni en embarazo ni en lactancia.

 

 

INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA

 

LA ADICCIÓN PSICOLÓGICA AL TABACO

 

La dependencia psicológica es contemplada desde el punto de vista de la relación artificial de un estímulo, como podría ser el sabor del chocolate, con otro que es el cigarrillo que se sumaría al efecto psicofarmacológico anteriormente comentado.

Existen muchos ejemplos de asociación estimular por medio del condicionamiento clásico como por ejemplo: conducir y fumar, hablar por teléfono, escribir en el ordenador.

Aunque el cigarrillo es perfecto para la liberación de nicotina, otros factores no farmacológicos como el sabor, aroma, la sensación de tener algo entre las manos, en la boca, las sensaciones en el tracto respiratorio, etc. Son también elementos que se citan entre los estímulos placenteros del consumo de tabaco.

 

Tratamiento psicológico del tabaquismo

 

Dejar de fumar es percibido como un laberinto sin salida en el que el fumador que quiere dejar de serlo, se encuentra obligado a pasar, hasta que llega a un punto en el que está lo suficientemente motivado para hacer un intento serio y abandonar su hábito.

Actualmente el modelo transteórico de cambio es el mas novedoso en el proceso de abordaje del tabaquismo para reconocer en qué estadio se encuentra un fumador que quiere acabar con el consumo de tabaco y adaptar el tipo de intervención en función de la fase de cambio en la que se encuentre cada individuo.

Sin duda fumar es una conducta que se explica por la dependencia fisiológica de la nicotina, siendo esta la responsable del gran poder adictivo del tabaco, por factores sociales de disponibilidad, accesibilidad, publicidad y por factores psicológicos de reforzamientos y procesos cognitivos. La droga llega a provocar en el sujeto dos tipos de dependencia: física o farmacológica y psicológica o psicocomportamental.

 

Estrategias de autocontrol

 

Los fumadores han estado expuestos a multitud de estímulos o señales ambientales que se han asociado a la conducta de fumar; la presencia de estos estímulos dispara dicha conducta; podemos decir que la conducta está controlada por el ambiente.

El análisis funcional de los estímulos antecedentes y consecuentes que controlan la conducta ofrece una explicación suficiente de la implantación y mantenimiento de patrones de comportamiento y posibilita el control de ésta. Desde la psicología del aprendizaje, si estas señales que gobiernan la conducta de fumar se debilitan o se extinguen, dejar de fumar sería más fácil.

 

Fase precontemplativa: El fumador no tiene ningún interés por cambiar, no identifica ningún riesgo que le motive a adoptar algún cambio en su hábito.

 

Fase contemplativa: El fumador empieza a identificar los riesgos de su comportamiento y se da cuenta de los beneficios que podría alcanzar si cambiara.

 

Fase de preparación: la persona tiene la firme intención de adoptar un cambio en su comportamiento en un futuro inmediato, en esta etapa puede empezar a experimentar pequeños cambios.

 

Fase de acción: El fumador realiza un cambio en su conducta, esta fase se localiza desde las primeras 24 horas sin fumar hasta los seis meses sin fumar.

 

Fase de mantenimiento: El fumador ha realizado un cambio en su conducta, el periodo de esta fase comprende desde los seis meses sin fumar hasta los cinco años.

 

 

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